¿Porqué la VERDAD permanece en la sombra?
“Me fueron dadas las alas del águila. Pude viajar entonces en los anales del tiempo y esto fue cuanto ví…”
Desde que el hombre es hombre, en las cavernas y en todas las civilizaciones del planeta, encontramos ciertos signos y símbolos que se repiten. Símbolos asociados al conocimiento secreto de unos iniciados.
Ya en la Cueva de Lascaux, encontramos al brujo del clan que posee la clave de uno de los secretos de la humanidad que da al iniciado el medio de retrasar indefinidamente su voluntad, el momento de su muerte. Esas cavernas elegidas por un verdadero conocimiento de las corrientes teluricas y cosmicas que fueron transformadas por nuestros antepasados. Por algun extraño magnetismo encontramos que el simbolo universal de la creación es e huevo y el espiritu de Dios es un ave que planea sobre las aguas primordiales de la Creación.
El ave está asociada al Sol, y ahí la tenemos en la India, con el Sol que es un águila o un cisne gigante, o el halcon egipcio, el guacamayo rojo de los mayas y el condor de los incas. Son siempre las aves que ofrecen al ser humano la ambrosía de los dioses, el nectar, que contiene la inmortalidad divina. Un aguila, roba en los vedas el soma, Garuda se apodera del amrita. Son las palomas de Afrodita quienes alimentan a Zeus cuando es niño con ambrosía el brebaje que otorga la fuerza, belleza e inmortalidad, en la alquimia tenemos el Fénix que transmuta y nos ofrece el elixir de la Eterna Juventud.
Desde la Prehistoria, las aves simbolizan el alma que abandona el cuerpo no solo por la muerte si no también el vuelo del iniciado o chaman. Aguilas, halcones, gavilanes, condores… nos hablan del puente entre el microcosmos y el macrocosmos. Puente poblado con espirales, estrellas y galaxias.
El lenguaje de las aves es la lengua original, que el hombre hablaba antes de su caida y que le permitia hablar con los animales y los ángeles, segun mitos mesopotamicos es la lengua de los iniciadores celestes y es el lenguaje de Dios, según dice el Corán.
Dicen que la conocían los sumos sacerdotes y sacerdotisas de Egipto, gracias a Thot, el dios Ibis, y los brujos y chamanes. Al rey Salomon lo inició una abubilla, y desde sus tiempos los iniciados en la cadena imperecedera del conocimiento que fue de maestro a discipulo han tenido las claves de ese conocimiento que domina las grandes leyes de la naturaleza, que abren las puertas a otras dimensiones espirituales, cientificas y mentales. Asi que quien domina la lengua de las aves, posee el conocimiento que abre la puerta de todos los conocimientos, conoce los Secretos de la Naturaleza y puede profetizar.
Clemente de Alejandría (150- 215 A.D.), a quien se le considera entre los primeros padres de la iglesia, indicaba en sus escritos que los egipcios tenían 42 libros secretos de la sabiduría, escritos por Hermes (Toth), los cuales se guardaban en sus templos. Según él, estos libros contenían piezas dedicadas a la astrología, cosmología, geografía y medicina
Los mitos, que hablan de los eventos y las obras de los dioses, no eran simples leyendas de los antiguos egipcios, sino una descripción poderosa de la conquista de los dioses sobre los peligros y males que los atacaban. Ésta vívida descripción otorgaba a los dioses los poderes sobre la enfermedad y la validez de los hechizos que se escondían dentro del mito.
Tal como lo indicaba M. Eliade en su libro “Le Mythe de l’éternel retour”, (El mito del eterno retorno), la acción mágica es efectiva y significativa solamente si imita o repite el arquetipo que se encarna en el mito.
La persona que reconstruye el relato mítico se encentra a sí mismo transferido dentro del tiempo mítico donde ocurre el mito. Ahí puede experimentar los poderes realizándolo y ser capaz de transmitirlo.
Narrar el relato mítico por parte del curador, que proclama los hechizos en él, junto con los poderes mágicos de las imágenes y palabras que fueron talladas sobre la estela, constituyen una poderosa arma para medicina del antiguo Egipto.
Toth es descrito como uno de los poseedores del poder mágico que los egipcios llamaban “Heka”, más que cualquier otro dios masculino egipcio. Fue llamado “El Misterioso”, “El Desconocido”. Su templo en Hermópolis contenía una biblioteca que fue famosa por sus antiguos libros de magia.
Un relato del período Ptolemaico presenta a Toth como el Señor de los Hechizos y de la Magia: El Príncipe Setne Khaemwaset, el cuarto hijo de Ramsés II (1279-1213 a.C.), fue un alto sacerdote de Ptah en Menfis, un escriba brillante y un poderoso mago.
Un día Setne se dio cuenta de un libro de hechizos escrito por la mano del propio Toth y que se escondió en la tumba de un príncipe que había muerto hacía mucho tiempo atrás, en un cementerio de Menfis. Después de una larga búsqueda, Setne encontró la tumba, pero los espíritus del príncipe y de su esposa le impidieron tener acceso al libro. El espíritu de la esposa del príncipe trató de disuadirlo de tomar el libro al decirle cómo ellos lo obtuvieron y cómo pagaron por eso con sus vidas. El príncipe muerto añoraba la antiguas inscripciones escritas sobre los templos y las tumbas de la tradición, pero un encuentro con un viejo sacerdote le hizo darse cuenta que estas inscripciones hechas por el hombre eran insignificantes comparadas con el libro escrito por el mismo Toth. Dentro del libro habían dos hechizos: proclamar el primero confería el poder de la influencia del cielo y la tierra, hablar en la lengua de los animales y ver el pez en el abismo; proclamar el segundo confería el poder de ver a Ra, la Enéada y la luna creciente.
El libro espera en Coptos, yace dentro de seis baúles, uno dentro del otro, mientras que alacranes y serpientes lo rodean, y una serpiente eterna encierra el área entera en un círculo. La esposa del príncipe trató de disuadirlo, pero él no la escucho y se lo llevó a Coptos. El príncipe encontró el lugar escondido, mató a los alacranes y serpientes, y luchó tres veces contra la serpiente eterna hasta que la mató y nunca más se levantó de entre los muertos. El príncipe abrió los baúles y encontró el libro, copió su contenido en un rollo de papiro y lo empapó en cerveza; luego bebió el líquido y así escondió dentro de él el conocimiento secreto. Toth estaba furioso de este ladrón y causó la muerte de la esposa y del hijo del príncipe. El príncipe impactado se ató el libro al cuerpo y se arrojó a un río. Así, el príncipe fue enterrado con su esposa y el libro de los secretos. Setne no escuchó las advertencias del espíritu, tomó el libro y lo leía todos los días. Después de tener un horrible sueño sobre una hermosa mujer que tomaba sus posesiones y le hacía perder a su esposa e hijos, Setne entendió que había perdido su mente y corrió a Coptos para enterrar el libro y todo volvió a estar bien.
Otra historia del mismo período trata sobre Si-Osiris, el hijo de Setne, también habla sobre un libro de hechizos escrito por Toth. En este relato se describe a Toth como el dios que creó la magia y como un guía para los magos en sus sueños. Incluso otra historia relata a Toth como el inventor de la escritura, un rol que discutiremos en la siguiente parte.
Los egipcios llamaban a sus jeroglíficos “Divinas Palabras”, que no funcionaban como elementos del lenguaje secular cotidiano, sino también como un medio para portar “Heka”, magia. Los jeroglíficos son una escritura de ideograma y los egipcios les atribuían su propio poder. Algunas veces se puede ver un intento de Egipto por restringir la fuerza de las palabras dentro de un texto al mutilarlas deliberadamente: se pueden ver pájaros sin sus patas y serpientes cortadas por la mitad.
Dentro del mito que trata de la lucha de Horus y Set por el trono, del Papiro Chester Beatty 1 del Reino Nuevo, Toth recibe los epitafios: ‘”Señor de la Escritura” y “El Escriba de la Enéada de la Verdad”. Cuando la necesidad de enviar una nota a Osiris, solicitándoles decidir sobre quién gobernaría, fue Toth quien la escribió.
En la escena del pesaje del alma, cuando el corazón del fallecido se pesa contra la pluma de Ma’at, la Justicia Cósmica, se muestra a Toth como un escriba que documenta los resultados del pesaje.En muchos mitos se describe a Toth como el mensajero de Ra, el rey de los dioses. El rol de Toth como deidad lunar es otra asociación como mensajero de Ra. En un mito fechado en el Reino Nuevo, Ra nombra a Osiris como rey sobre la humanidad y a Toth como su enviado. Toth tenía que brillar en el cielo nocturno mientras Ra navegaba en el inframundo. La Luna no irradia luz propia, solamente funciona como un eco de la luz solar. Es el astro más brillante en el cielo nocturno y sorprendentemente idéntico en tamaño al sol cuando se le ve desde la Tierra (debido a la correlación milagrosa entre el tamaño de la Luna y su distancia de nosotros – al tamaño y distancia del Sol). Por lo tanto, es fácil de entender la razón por la cual los egipcios veían a Toth como el Mensajero de Ra, siendo el portado de la luz de Ra en su ausencia.
Uno de los deberes principales de Toth es el acompañamiento y la guía para los muertos en la vida después de la muerte. Este rol pudo haberlo convertido en un dios popular. Obtuvo este rol debido a su participación en la resucitación de Osiris en el mito de la resurrección.
Toth, el experto de la curación, ayudó a Isis y Neftis en sus esfuerzos por revivir a Osiris. También estuvo presente cuando Anubis momificó a Osiris y supervisó el proceso completo. Toth trajo consigo el viento fresco del norte a la nariz de Osiris y así lo revivió. Lleva a cabo la ceremonia de “la abertura de la boca” para él y le ayuda a ponerse de pie con la ayuda de Horus.
Usando un hechizo mágico, convirtió a Osiris en el “Ahk” sagrado, un ser de luz. El concepto de “Ahk” se deriva del verbo egipcio “iluminar”, que usualmente se traduce como “aquel que cambió su forma”, puesto que el difunto puede volverse “Ahk” solamente a través de la metamorfosis ritualista.
El cuidado que Toth da al difunto está de acuerdo con el servicio que le dio a Osiris en el mito de resurrección. En los textos funerarios, el muerto acostumbraba a pedirle a Toth que le garantizara una existencia larga y bendita en la siguiente vida, deseando el mismo tratamiento que él había dado a Osiris.
La atracción del paganismo greco-romano hacia el misterio que Egipto dejaba tras de sí, sobre sus colosales edificios en ruinas, pero lleno de templos mágicos, se volvió mas fuerte debido la larga presencia helenística en Alejandría.
Éste era el lugar para marcar la forma sincrética que rugió de la unión de los atributos de Toth y Hermes en los siglos posteriores: Hermes Trimegistus. Los griegos vieron en Toth una antigua encarnación de Hermes y empezaron a atribuirle a ese antiguo Toth- Hermes (Trimegistus) grandes volúmenes de textos que se unificaron bajo el título de “Hermética”. La mayoría de los textos fueron escritos en griego y compuesto en la región del Delta Egipcio, del tiempo que precedió a la aparición del Cristianismo hasta el siglo III A.D. Estos Textos se escriben sobre astrología, magia, alquimia y teología. El texto más famoso data del siglo II al III A.D., bajo la colección llamada “Corpus Hermeticum”.
Oír es precioso para el que escucha” – Antiguo proverbio egipcio –
Aviones o Pájaros Aeronáutica en el antiguo egipto de “3a Vía – Página de Paleoastronáutica”
Cuando en el año 1.898 era encontrado en una tumba de la necrópolis de Sakkaraun objeto de madera que fue catalogado inmediatamente como la figura de un halcón, nadie imaginó ni siquiera por un momento que, 74 años después, ese mismo objeto iba a ser la pieza central de la primera exposición de aeromodelismo del antiguo Egipto.
Esta figura de madera después de su descubrimiento fue a parar como tantas otras al Museo Egipcio del Cairo con el número 6.347, donde permaneció expuesta largo tiempo entre otras reproducciones de pájaros. Pero había algo que la diferenciaba enormemente de las demás. Su envergadura alcanza los 18 cm. y tiene una longitud de 14 cm.
El ala izquierda es ligeramente superior al ala derecha, 7,7 cm. y 7,65 cm. respectivamente. La cola es vertical, a diferencia de la de cualquier ave que siempre es horizontal, y presenta una forma oblicua que junto a la asimetría de las alas facilita el vuelo si es lanzado al aire, planeando un largo recorrido hasta volver de nuevo al punto de partida, como si de un boomerang se tratara.
Las singulares características que presentaba esta supuesta figura de halcón terminaron por llamar poderosamente la atención al Dr. Khalil Messiha (aficionado al aeromodelismo) en el año 1.969, cuando procedía al examen de la pieza, y en donde descubrió una inscripción que había pasado totalmente desapercibida hasta ese momento que decía “pa-dimen“, que significa “regalo de Amón”, uno de los principales dioses del panteón egipcio.
Este dios de origen tebano era identificado como dios del viento, de lo oculto y de lo invisible, al que se le solía representar con la piel de color azul y dos grandes plumas sobre el tocado de su cabeza, Inicialmente su forma de animal sagrado era la de un ganso, aunque posteriormente adoptó la figura de un carnero, como los que se pueden apreciar en el Templo de Karnak.
Como si de un dios del viento se tratara, todas las formas de esta pieza examinada por el Dr. K. Messiha eran especialmente aerodinámicas, y el diseño de sus alas estaba diseñado para crear el vacío sobre ellas. Incluso comprobó que la extensión de las alas de algunos de los compañeros de pájaros que se exponían junto a la pieza 6.347, eran idénticamente proporcionales a la de aviones como el Caravelle.
A este estudio se unió el hermano del Dr. Khalil, ingeniero de vuelo, precisando que:
“……El ángulo diedro negativo cumple las mismas funciones que el positivo: una sección muestra que la superficie del ala es parte de una elipse que proporciona estabilidad durante el vuelo; y las formas aerodinámicas de la estructura disminuyen la resistencia del aire, lo cual es un hecho que fue descubierto en aeronáutica tras años de trabajos experimentales……”
En pocas palabras, el diseño de este curioso pájaro no era producto en ningún caso de la casualidad, sino más bien el producto de una técnica acumulada a través de un conocimiento detallado y preciso, y a partir de una experiencia continua en el campo de la aeronáutica durante un largo periodo de tiempo.
¿Era eso posible hace más de 4.000 años?
La repercusión alcanzada por el estudio de la pieza 6.347 del Museo Egipcio alcanzó al propio gobierno de Egipto, quien en la figura de su Ministro de Educación, Mohammed Gamal El-Din Mujtar, encargó otro estudio a una comisión técnica para un total examen de todas las piezas de pájaros expuestas en el museo. Esta comisión fue nombrada el 23 de diciembre de 1.971, y entre otros expertos de distintas especialidades figuraban el Director del Museo de Antigüedades Egipcias, el Dr. Abdul Quader Selim y el Presidente de la Federación Egipcia de Aeronáutica, el señor Kamal Naguib.
El resultado del estudio de la comisión no pudo ser más sorprendente y fructífero. El 12 de enero de 1.972, tan sólo 20 días más tarde del inicio de los análisis sobre la figura 6.347 y sus compañeras, era inaugurado en el pabellón de antigüedades del Museo Egipcio, y auspiciada por los ministerios de Educación y del Aire, la primera exposición de aeromodelismo de la época de los faraones.
Junto con el “halcón” estudiado por el Dr. K. Messiha y su hermano, otros trece pájaros o aviones fueron presentados como aeroplanos del antiguo Egipto por el representante del Primer Ministro, el Dr. Abdul Quader. Este increíble acto causó el recelo y la indiferencia de la comunidad científica, que dio la espalda a tan clara evidencia de los antiguos conocimientos egipcios.
Desde entonces continúa expuesto intermitentemente como una pieza más en una de las salas del Museo Egipcio, levantando sólo el interés de algún que otro curioso aficionado a la paleoastronáutica o de algún conocedor de tan increíble pero verdadera historia.
¿Thot, señor de la magia y de la ciencia?
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